Categoría: Escrito por Anahí Canales

La Dra. Emmi Pikler escribió un libro muy interesante titulado “MOVERSE EN LIBERTAD”, encontré artículos que hablan sobre lo que explica la pediatra acerca de cómo va desarrollándose el bebe y cómo influye el entorno que nosotros mismos hacemos, propiciamos.

La filosofía de PIKLER básicamente explica que los bebes por si solos van desarrollándose y que hay que tratarlos con respeto y libertad. Conductas como "sentarlos", "ponerlos en andadores", "zapatos antes de tiempo", "hacerlos caminar" son perjudiciales.

La Dra. Pikler llevó a la práctica la consideración que como pediatra había observado y que luego de investigar comprobó a través de 40 años de práctica en el Instituto Lóczy, que "los niños tienen la capacidad innata para desarrollarse motrizmente de manera autónoma".

“En un niño que llega por si solo a la marcha, los pasos previos que le permitieron llegar a esta serán muy diferentes a los que lo hicieron a partir de un adulto que lo sentó, lo paró y lo llevó de sus manos para que diera sus primeros pasos, ya que el primero, lo hizo a partir de experimentar sus propias posibilidades en cada momento de su desarrollo, a su tiempo y en la medida de sus motivaciones, ejecutando para ello un abanico de posiciones intermedias que le aportaron un conocimiento profundo y acertado de sus capacidades motrices, como también la correcta coordinación, la maleabilidad y la armonía de sus movimientos junto con un equilibrio y finura de sus gestos producto de la elaboración, ejercitación y apropiación paulatina de sus logros”.

“Un bebé satisfecho emocional y fisiológicamente, acostado boca arriba tiene el mundo frente a sus ojos. Está estimulado por una multiplicidad de agentes externos que le llegan a través de sus sentidos. Si tiene ropa cómoda y una base firme de apoyo puede interesarse y manipular los objetos de su interés con tranquilidad y seguridad empleando para ello toda su atención. Lo realiza de costado en el piso o boca arriba, utiliza todos los músculos para cambiar de postura mientras manipula. Si está de costado se sostiene con la pierna y el brazo de la misma lateralidad apoyada a lo largo mientras que con la otra pierna en flexión equilibra su cuerpo logrando estabilidad y maleabilidad. Si aún esta posición no le es la más familiar es probable que vuelva o permanezca en decúbito dorsal para sentirse cómodo y tranquilo”.

En el bebe que se le da la posibilidad de estar recostado sobre una alfombra con almohadones en los costados, que cumplen la función de marcar los limites además de que le proporcionan seguridad, con objetos de colores que le llamen la atención, que estén al alcance de su mano, podemos observar posiciones intermedias como: semisentado, de costado, con apoyo del codo, pasaje de semisentado a cuadripedia, sedestación, desplazamiento, etc.

Pretender que un niño investigue, explore desde una posición que le resulta sumamente forzada sólo da lugar a frustraciones o manifestaciones de enojo o todo lo contrario, apatía. Y si llegara a poder hacerlo estaría seguramente ejercitando de manera disarmónica su musculatura, por lo cual su desarrollo ya no sería parejo. Por ejemplo un bebé al que han sentado de muy pequeño y que no puede salir de esta posición, no solo depende de que otro lo saque de esta, sino que además está manipulando con sus manos en una postura tensa, rígida, "sosteniéndose" para no caer de costado, muchas veces con la cabeza "hundida" en los hombros, mientras que sus extremidades inferiores están inutilizadas ancladas, sus caderas inmóviles. Por lo tanto el tren superior está siendo más ejercitado, más estimulado que el inferior produciéndose una ruptura en el desarrollo de la motricidad global.

La concentración que un bebé le otorga a un elemento, sonido y/o persona es proporcional no sólo a su madurez sino a la posibilidad de hacerlo sin la interrupción de un adulto ajeno a estas experiencias fundamentales. Conocer implica un proceso de apropiación con un tiempo de experimentación exhaustivo y necesario. Pero si consideramos que el niño necesita de nuestra intervención constantemente sin discriminar cuando es necesario y cuando es un avasallamiento, entonces no podemos hablar ni de niños "competentes", capaces, ni de las necesidades individuales. Estaríamos hablando de una cosa y haríamos otra.
“La posibilidad de explorar el entorno entonces ya no queda circunscripta a la adquisición de la marcha pues desde que el bebé boca arriba, gira a la posición decúbito ventral y vuelve hacerlo a decúbito dorsal comienza la posibilidad de adquirir el rolado y luego el reptado y con estas la de acceder a un mundo no tan cercano pero si de su interés. Es así que desde mucho antes del gateo inclusive, los bebés pueden ampliar el horizonte de su conocimiento y esto sin la ayuda del adulto”.

Si observamos al bebe, aunque no en todos sucede de la misma manera, podremos ver que dándole la posibilidad de jugar sobre la espalda libremente, de experimentar infinidad de posiciones intermedias, aparecerá también, en este lento proceso el intento de ponerse de pie, de incorporarse con una pierna flexionada primeramente y buscando un punto de apoyo para llegar así a la verticalidad, es decir que, esto nos demuestra que el bebe aprende solo a organizar su desarrollo motriz, aprende solo a sentarse y aprende solo a pararse porque esta programado genéticamente para que esto suceda.

“Un niño que tiene con el adulto significante una relación, un vínculo satisfactorio, profundo, que le aporta seguridad y confianza en sí mismo, está mejor preparado para abrirse al mundo. Esto le permitirá, explorar, experimentar y finalmente conocer su entorno".

Para iniciar este proceso de conocimiento debe lograr tener una aproximación y apropiación de los objetos de su mundo próximo e intentar relacionarse con estos, de la mejor manera. En una primer instancia será lo que esté a su alcance, partiendo de la exploración de su propio cuerpo, manos, pies, etc. y los que el adulto le acerque. En un segundo momento y simultáneamente al comienzo de los desplazamientos, el bebé incursionará en su medio comenzando paulatinamente a alejarse y acercarse del adulto que lo sostiene afectivamente, entrando en una fase de autonomía, siendo el adulto el que le permita o no, sentirse competente, "capaz de".

“Es en este interjuego de ir y venir, en donde el reaseguramiento que le proporciona el adulto significante hará posible que el niño vaya construyendo su autonomía o por el contrario su dependencia”.

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